Cuando sonríes y piensas que estás bien, te sientes mejor.

Según afirma Raquel Marín, neurocientífica, los pensamientos positivos y la actitud corporal optimista pueden mejorar la sensación de felicidad.

Neurocientíficos afirman que tenemos al día unos 70.000 pensamientos. Algunos de éstos vienen determinados por nuestra experiencia y percepción personales. Es decir, nos hacen ver el mundo según nos parezca.

Nuestro cuerpo también reacciona de acuerdo a experiencias anteriores. Así, si estamos convencidos de que no somos físicamente capaces de alguna actividad, es probable que anulemos la capacidad potencial que nos permitiría realizarla.

Entonces, ¿cómo podríamos hacer para provocar cambios en nuestras vidas?. Pues lo primero para ser más eficiente es pensar que ya eres más eficiente. Se pueden desaprender las viejas pautas mentales y emocionales, basándote en quién quieres ser, en lugar de seguir siendo la misma persona de siempre.

Pero pensar de modo positivo no basta por sí solo para superar los sentimientos negativos. Para poder cambiar aspectos adversos del subconsciente hace falta trabajo interior, meditación, recuperación de memorias pasadas y transformación de hábitos en nuevos alicientes.

El lenguaje corporal puede ser un gran aliado de pautas de pensamiento. Alguna vez habrás observado a personas que caminan por la calle como si les hubiese tocado la lotería. Quizás no lleguemos a saber cuál es el motivo de esa euforia, ya que detrás de una actitud emocional, hay un estímulo mental.

Sin embargo, la sensación de alegría puede generarse simplemente como fruto de una decisión del lenguaje corporal. Es decir, si el cuerpo actúa con alegría, entonces el cerebro se contagia del lenguaje corporal e interpreta que todo va bien

Sonríe siempre que puedas y recibirás una sonrisa de vuelta. Investigaciones recientes han demostrado que la sonrisa genera mayor bienestar interior. Sonreír es suficiente para recibir una sonrisa de vuelta.

Lo contrario también parece ser fehaciente: fruncir el ceño y adoptar una expresión de enfado e irascibilidad generan menos ganas de sentirse contento y optimista.

Todo ésto sugiere que el bienestar de felicidad y alegría no es solamente emocional y mental, sino también físico. El mero hecho de esbozar una sonrisa puede mejorar la sensación de alegría.

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